¿Qué regalos quieren las madres mexicanas?

El amor de una madre a sus hijos es invaluable. Sin embargo, los obsequios que se suelen dar a las madres en su día tienen un valor cuantificable que no siempre es del agrado de las festejadas. De acuerdo con el INEGI, 32,5 millones de mujeres son madres en México y se les festeja el 10 de mayo desde 1922.

 

Para esta celebración la lista de obsequios no es pequeña. De acuerdo con sondeos realizados por la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope) y la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) en 2018 y 2019, los mexicanos gastarán en promedio 1.010 pesos (unos 52 dólares) para festejar a las madres. Según la encuesta de Canacope, el 18% dará algún presente mientras que el resto se divide en invitaciones a comer, conciertos o al cine, por mencionar algunos.

 

Se dice que no hay mejor regalo que la felicidad de los hijos, pero cuando se habla de los obsequios tradicionales, no todos son agradables. Según cuentan a Verne varias madres con hijos mayores de 18 años, las buenas intenciones a veces no dan en el clavo. Nelly, por ejemplo, recibió hace un par de años un juego de sartenes de parte de su hijo. “Me dijo que era para que hiciera ahí unos huevitos estrellados y cosas ricas de comer”, cuenta, vía telefónica. “No lo compraste para mí, sino para ti”, le dijo la madre regiomontana a su hijo de 20 años.

 

Fernanda hoy tiene cuatro hijos, pero recuerda que antes de ser madre le obsequió una licuadora a la suya. “Ahora que lo recuerdo creo que no lo volvería a hacer, al final no es un regalo para ella”, dice la capitalina. “Yo siempre recibo los regalos de mis hijos con cariño, aunque es cierto que no siempre le atinan”, dice entre risas. Según la ANPEC los electrodomésticos que más se se venden como regalo el 10 de mayo son planchas, licuadoras y cafeteras y los hijos gastan hasta 2.000 pesos (unos 105 dólares).

 

ARTÍCULOS PARA EL HOGAR

De acuerdo con la Canacope, poco más del 20% de los regalos que se harán este 10 de mayo son artículos para el hogar, como electrodomésticos, utensilios o alimentos para la despensa. “Es una costumbre anticuada, solo es buena idea si eres aficionada a la cocina”, dice Gina, del Estado de México.

 

Ella tampoco se ha escapado de los regalos desafortunados. Hace un par de años recibió un perfume, que al principio le pareció un buen detalle, hasta que destapó la botella. “No me gustó el olor, era muy fuerte y para nada mi estilo”, confiesa entre risas.

 

Si hablamos de maquillaje y fragancias, hay hijos que compran sin antes consultar las preferencias de su madre. “Una vez mi hijo me regaló un juego de labiales”, cuenta Teresa, de 49 años. “Solo usé uno porque los colores eran muy intensos. Yo no uso ese tipo de maquillaje”, dice vía mensajes de texto.

 

REGALOS CLICHÉ

Cualquiera pensaría que las flores y los chocolates no fallan, pero sigue siendo un detalle que cae en el cliché. “Se agradece el detalle siempre y es bonito que te regalen cosas, pero a veces parece que no son muy imaginativas”, cuenta María, madre de tres hijas que cada 10 de mayo le llevan un pastel y un ramo de flores.

 

La ropa, zapatos y accesorios pueden ser una buena idea, en tanto no te equivoques de talla. Según la consultora Kantar Insights, la mayor parte de los que optan por prendas, se equivocan en la talla. Aunque en ese sentido, también hay que conocer los gustos de nuestra madre para no caer en un error. “Un día mi hijo me regaló una mascada que no me gustó nada. No le dije nada y le agradecí, pero creo que si me la he puesto dos veces es mucho”, cuenta Margarita, de 39 años.

 

Pero entonces, ¿qué es lo que quieren las madres mexicanas? La mayor parte dice que no espera nada, pero si se les insiste, algunas confiesan. “A mí me gustaría que me den dinero”, cuenta Pilar, de 60 años. “Mis hijos dicen que no me dan dinero porque me lo gasto en cosas de la casa”, dice vía mensajes de texto. “La verdad es que me encantaría que me lleven de viaje”, señala Astrid, de 55 años y con tres hijos. “Yo lo que realmente quisiera es un día real de descanso”, cuenta Fabiola, de 40 años.

Fuente: El País

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